"Si caminamos todas las escaleras de Valparaíso, habremos dado la vuelta al mundo". Así describió Pablo Neruda el enredo de escaleras que suben, bajan, se cruzan y doblan sobre mi Puerto bello.
La Escalera Pasteur comienza justo en la intersección de las calles Aldunate con Huito, en pleno centro de Valparaíso y sube serpenteando a un costado del Ascensor Espíritu Santo terminando arriba, en calle Héctor Calvo del cerro Bellavista.
La Escalera Pasteur es una de las principales arterias de entrada para turistas y residentes al Museo a Cielo Abierto (MACA) que cuenta con 20 murales de reconocidos artistas distribuidos en la subida Ferrari, en calle Rudolph, en el paseo Guimera y en escaleras Santa Margarita y Pasteur.
Esta escalera es una de las más largas que hemos subido con las niñitas y el Gordo, con sus 212 peldaños (aunque la Mane contó 251 peldaños). Defnitivamente, subirla es el mejor ejercicio que se puede hacer.
Y además de servir de ejercicio es entretenida, porque no es una escala recta sino que es sinuosa y con innumerables pasajes y desvíos y siempre en esos desvíos, pasajes o recovecos puedes encontrar talleres o tienditas de las más variada índole. Yo la he recorrido varias veces y siempre me encuentro algo nuevo. Lo primero que encontré fue la Fundación Valparaíso que es como una especie de Casona/Galería ubicada justo cuando termina la escala Pasteur y llegamos a Héctor Calvo. En esa misma Casona hay un taller de vitrales maravillosos junto a otras tiendas de artesanías bien lindas también y la vista... bueno, les encargo la Bella-vista!
También encontré una vez un taller/tienda que vende todo tipo de piedras/piedritas/piedrotas de las más variadas y en bruto o más trabajadas.
Otra vez llegué a una tienda de una orfebre que trabaja el Cobre, bella, maravillosa.
En estos momentos, no recuerdo más, pero estoy segura que se me olvida algo...